Lanzamiento a nivel mundial 2 de julio de 2019.
Actualmente en preventa a Amazon
PREFACIO
Hace 20 años
me encontraba en la Ciudad Universitaria cuando recibí una llamada para
notificarme que mi trabajo Información
sobre el fascismo en el diario católico La Religión (1923-1938) había sido el ganador del primer premio en el género
ensayo del Segundo Concurso Arístides Rojas, organizado por la Contraloría
General de la República de Venezuela. Ese hecho cambió mi vida en muchos
sentidos.
Son dos
décadas en las cuales mi percepción sobre la Historia, la religión y el
fascismo indudablemente han cambiado, como todo en la vida. Lo que no ha
cambiado son los hechos consignados en su momento en esta obra. Por eso esta
nueva edición solo se enfoca en correcciones y
erratas que se colaron por la premura de la primera impresión. Lo nuevo que se
ha agregado es el prólogo del profesor Guillermo Luque y una actualización de
la bibliografía.
Tampoco han
cambiado muchas de las interrogantes que me hacía cuando emprendí este trabajo:
¿Por qué una institución que pregona la caridad como virtud mostró sus
simpatías hacia un régimen cuya bandera principal era la violencia? ¿Cómo
quedaban la paz y la misericordia cuando en la sociedad propuesta por el
fascismo la guerra era un ritual permanente? ¿Dónde fue a parar lo universal
del catolicismo cuando se postró ante un nacionalismo exacerbado? ¿Cómo dos
concepciones religiosas opuestas pueden convivir en el mismo espacio y lugar?
Ese año, cuando hice una presentación de la obra en el
marco de la VIII Feria Internacional del Libro de Caracas, advertí de los
peligros que significaban para la democracia apartar la institucionalidad, para
dar paso al personalismo, al mesianismo y a la práctica política como un asunto
netamente religioso. Los oyentes me escucharon con escepticismo. La realidad de
Venezuela, casi veinte años después me dio la razón. No solo eso, sino que
experimentamos de cerca la mayoría o casi todas las características del
“fascismo eterno” acuñado por Umberto Eco.
Nada de eso hubiese sido posible sin el apoyo popular.
Tal como ocurrió en los tiempos del fascismo histórico en Italia y en Alemania,
esta dinámica política, concebida como religión, necesita desplegar un
repertorio retórico que se manifiesta en mitos, ritos y símbolos. Toda religión
se revela a través de un acto simbólico, donde este es el engranaje de dos
partes escindidas. En este caso, la palabra escrita juega un papel de primer
orden.
La palabra escrita para el fascismo significaba continuar
con la narración o el relato que implicaba vivir la experiencia fascista.
Significaba dar a conocer al mundo, en este caso a través de la prensa, lo
vivido en el tiempo y en el espacio (templo) fascista. Los italianos y quienes
quedaron fascinados por esta forma política, no la sentían como políticas, sino
como algo sagrado, algo superior. Lo curioso del asunto es que miembros de una
religión, tan compleja y antigua como el catolicismo, formaron parte de la
retórica narrativa de la religión fascista.
Culminé esta obra con estas palabras: “Finalmente, queda
abierta la posibilidad de descubrir nuevos matices de las relaciones
vaticano-fascistas a través de otros diarios católicos”. Eso es justamente lo
que he realizado desde entonces: buscar esas líneas de identificación entre
estas dos formas religiosas de ver el mundo. En la prensa española he
encontrado un manantial de información que no solo corrobora las ideas acá
expuestas, sino que agudiza la temática a unas profundidades que ameritan otras
obras por venir.
A un siglo de la fundación de los fasci di combattimento, el 23 de marzo de 1919, muchas de las sociedades
occidentales de comienzo del siglo XXI,
como sus similares de comienzo del siglo XX
con el sistema parlamentario, ponen en duda, con la práctica, las bondades del
sistema democrático. Algunas se han aventurado al experimento populista, uno de
los hijos del fascismo histórico.
También el velo que cubría antes el estudio de cuestiones
relativas a la religión católica se ha ido apartando. Solo basta revisar la
prensa mundial de las dos últimas décadas. Es la característica del tiempo que
vivimos, del conocimiento global y la circulación de información. No hay nada
que se pueda ocultar.
Para culminar, quiero manifestar mi profundo
agradecimiento al colega y maestro, profesor Guillermo Luque, sin cuya
sugerencia del tema en su clase de Historia de Venezuela del siglo XX esta obra no existiera. Gracias
igualmente al jurado calificador del Concurso Arístides Rojas, por valorar este
esfuerzo de investigación de más de tres años.
Jesús Eloy Gutiérrez
Caracas, diciembre de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario